¿Qué quiso decir Jesús con Apartaos de mí, hacedores de maldad?

El pasaje de Mateo 7:23 nos presenta las palabras de Jesús en las que advierte a aquellos que practican la maldad que se aparten de Él. Estas palabras pueden resultar chocantes y desconcertantes, especialmente si consideramos que Jesús es conocido por su amor y compasión hacia todos. Por lo tanto, es importante explorar y comprender el significado de esta declaración y cómo se relaciona con nuestra propia relación personal con Dios. En este artículo, examinaremos el contexto de estas palabras, la importancia de una relación personal con Dios, el peligro de ser un falso seguidor, la diferencia entre creer intelectualmente y creer de corazón, el llamado a hacer la voluntad de Dios y la separación de Dios en el juicio final para aquellos que practican el mal. Al final, reflexionaremos sobre el mensaje profundo y desafiante que Jesús nos está transmitiendo en Mateo 7:23.

El significado de «Apartaos de mí, hacedores de maldad» según Mateo 7:23

En el contexto de Mateo 7:23, Jesús está pronunciando el célebre Sermón del Monte, en el cual enseña a sus discípulos y a la multitud sobre temas relacionados con el Reino de Dios y el estilo de vida que deben adoptar como seguidores suyos. En esta parte en particular, Jesús habla de aquellos que profesan su nombre y realizan obras milagrosas en su nombre, pero que en realidad no tienen una relación íntima y personal con Él.

Cuando Jesús dice «Apartaos de mí, hacedores de maldad», está dejando claro que no importa cuántas obras aparentemente buenas realicen estas personas, si su corazón no está alineado con la voluntad de Dios y siguen practicando la maldad, no podrán entrar en su Reino. Esto implica que Jesús está más interesado en nuestras intenciones y motivaciones internas que en las acciones externas que llevamos a cabo.

La importancia de una relación personal con Dios

El mensaje central de Jesús en Mateo 7:23 es la necesidad de una relación personal con Dios. Jesús no está interesado en seguidores superficiales que solo buscan obtener beneficios o reconocimiento por su aparente piedad. Él quiere que nos acerquemos a Él desde un lugar de sinceridad y entrega total. Una relación personal con Dios implica conocerlo, amarlo y obedecerlo de todo corazón. No se trata simplemente de creer intelectualmente en Él, sino de tener una conexión profunda y vibrante con Él.

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El peligro de ser un falso seguidor

En Mateo 7:23, Jesús revela el peligro de ser un falso seguidor. Estas son personas que pueden parecer piadosas por fuera, pero en realidad se han engañado a sí mismas creyendo que su relación con Dios se basa en rituales religiosos y obras externas. Son personas que pueden asistir regularmente a la iglesia, participar en actividades religiosas y hasta realizar milagros en el nombre de Dios, pero su corazón no ha sido transformado por el poder del Espíritu Santo. Estos falsos seguidores ven a Dios como un medio para conseguir sus propios fines y no están dispuestos a someterse a la voluntad de Dios en todas las áreas de su vida.

El peligro de ser un falso seguidor radica en el hecho de que podemos engañarnos a nosotros mismos y creer que estamos en buenos términos con Dios, cuando en realidad estamos alejados de Él. Jesús nos advierte sobre la gravedad de esta situación al decir «Apartaos de mí», lo cual implica una separación eterna de la presencia de Dios. Es crucial examinar nuestra propia fe y asegurarnos de que estamos siguiendo a Jesús de todo corazón, no solo superficialmente.

La diferencia entre creer intelectualmente y creer de corazón

En Mateo 7:23, Jesús distingue entre aquellos que simplemente creen intelectualmente en Él y aquellos que creen de corazón. Creer intelectualmente implica tener un conocimiento teórico o una creencia en la existencia de Dios, pero no implica un compromiso personal y una transformación de vida. Por otro lado, creer de corazón implica una fe genuina y una entrega total a Dios.

La verdadera fe en Jesús no se trata solo de saber sobre Él, sino de conocerlo de manera íntima y personal. Implica confiar y depender de Él en todas las circunstancias de la vida. Creer de corazón significa que nuestra fe nos lleva a vivir de acuerdo con los principios y mandamientos de Dios, y a buscar su voluntad en todo lo que hacemos. Es una fe que se revela en nuestro carácter, nuestras acciones y nuestras decisiones diarias.

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El llamado a hacer la voluntad de Dios

Una de las enseñanzas fundamentales de Jesús en Mateo 7:23 es el llamado a hacer la voluntad de Dios. Jesús nos invita a abandonar nuestras propias agendas y someternos por completo a la voluntad de Dios. Esto implica que debemos estar dispuestos a renunciar a nuestros deseos y ambiciones personales y aceptar los caminos de Dios, aunque estos puedan resultar difíciles o contrarios a nuestra propia comprensión.

Hacer la voluntad de Dios implica que debemos buscar agradarlo en todas las áreas de nuestra vida. Implica que debemos estar dispuestos a someter nuestras decisiones, nuestros planes y nuestros sueños a su soberanía y a obedecer sus mandamientos y enseñanzas. Es un llamado a vivir una vida de santidad y obediencia, reconociendo que solo a través de la rendición total a Dios podemos experimentar verdadera paz y satisfacción en nuestra vida espiritual.

La separación de Dios en el juicio final para aquellos que practican el mal

En Mateo 7:23, Jesús advierte que aquellos que practican el mal serán apartados de Él en el juicio final. Esto es una advertencia seria y nos muestra la consecuencia de nuestras acciones y la importancia de vivir una vida de rectitud y obediencia a Dios. Aquellos que siguen practicando la maldad y rechazan el llamado de Dios a arrepentirse y seguir a Jesús, se enfrentarán a la separación eterna de la presencia de Dios.

El juicio final es un momento en el cual cada persona deberá rendir cuentas de sus acciones y decisiones ante Dios. Es un tiempo en el cual Dios separará a los justos de los impíos y pronunciará su veredicto final. Aquellos que han abrazado la maldad y han rechazado la gracia y el perdón que se encuentra en Jesús, serán apartados de la presencia de Dios y condenados a la eternidad separados de Él.

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Esta separación eterna nos muestra la seriedad y la importancia de nuestra relación con Dios. No podemos dar por sentado el amor y la gracia de Dios, sino que debemos buscarle con todo nuestro ser y vivir de acuerdo a su voluntad, sabiendo que nuestras acciones tienen consecuencias tanto en esta vida como en la eternidad.

Conclusión y reflexión sobre el mensaje de Jesús en Mateo 7:23

El mensaje de Jesús en Mateo 7:23 nos desafía a examinar nuestra propia relación con Dios y a evaluar si estamos en un verdadero compromiso con Él o si somos simplemente seguidores superficiales. Jesús nos llama a apartarnos de la maldad y a buscar una relación personal con Él basada en el amor, la entrega total y la obediencia a la voluntad de Dios. No es suficiente creer intelectualmente en Él, debemos creer de corazón y permitir que su Espíritu Santo nos transforme y nos guíe en todo momento.

El llamado de Jesús a hacer la voluntad de Dios nos desafía a vivir una vida de santidad y obediencia, reconociendo que solo a través de nuestra rendición total a Él experimentaremos verdadera paz y alegría. No debemos caer en la trampa de ser falsos seguidores, sino que debemos buscar una relación auténtica y profunda con Dios. Esto implica dejar atrás nuestras propias agendas y buscar la voluntad de Dios en todas las áreas de nuestra vida.

El mensaje de Jesús en Mateo 7:23 también nos confronta con la realidad del juicio final y la importancia de nuestras acciones y decisiones en esta vida. No podemos llevar una vida de maldad y esperar entrar en el Reino de Dios. Necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados y buscar el perdón y la gracia que solo se encuentran en Jesús. Debemos vivir una vida de rectitud y buscar la santidad, sabiendo que nuestros actos tienen consecuencias eternas.

El mensaje de Jesús en Mateo 7:23 nos llama a una relación personal con Dios basada en el amor, la entrega total y la obediencia a su voluntad. No debemos ser falsos seguidores que se contentan con una fe superficial, sino que debemos ser verdaderos discípulos de Jesús, comprometidos con su causa y dispuestos a vivir de acuerdo a sus enseñanzas. Que podamos reflexionar sobre este mensaje desafiante y buscar una relación más profunda y auténtica con nuestro Salvador.

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