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La presencia de Dios es algo que toda comunidad de creyentes anhela. En Mateo 18:20, Jesús promete estar presente donde dos o tres estén congregados en su nombre. Este versículo ha sido interpretado de diferentes maneras a lo largo de la historia, pero una lectura cuidadosa nos revela que está profundamente relacionado con la disciplina de la iglesia y la confrontación del pecado. En este artículo, exploraremos el contexto de Mateo 18:20, la importancia de la disciplina de la iglesia y cómo la presencia de Jesús se hace presente en medio de dos o tres testigos. También veremos cómo la disciplina de la iglesia cuenta con la aprobación tanto del Padre como del Hijo. Así, entenderemos cómo esta promesa de Jesús tiene un profundo significado para la comunidad de creyentes.
Mateo 18:20: Un vistazo al contexto
Para comprender plenamente el significado de Mateo 18:20, es crucial considerar su contexto. Este versículo se encuentra dentro del discurso de Jesús sobre la reconciliación y la corrección fraternal. En los versículos anteriores, Jesús instruye a sus discípulos sobre cómo deben actuar cuando un hermano peque a través de una confrontación privada. Si esta confrontación no da frutos, se debe tomar el asunto ante dos o tres testigos. Es en este contexto que Jesús les promete su presencia cuando se reúnen en su nombre.
La disciplina de la iglesia: un acto de amor
La disciplina de la iglesia suele ser un tema incómodo y delicado, y a menudo se malinterpreta como un acto de juicio y condenación. Sin embargo, cuando se aborda correctamente, la disciplina de la iglesia es un acto de amor. El propósito de la disciplina no es castigar o humillar, sino restaurar y corregir. Jesús nos insta a confrontar el pecado de manera amorosa para ayudar a nuestros hermanos a encontrar la restauración en Cristo.
La confrontación del pecado como proceso
La confrontación del pecado es un proceso que se lleva a cabo en etapas. Mateo 18:15 comienza exhortándonos a confrontar al hermano en privado. Si esto no conduce al arrepentimiento, debemos llevar a dos o tres testigos. Este paso adicional de involucrar a testigos permite asegurar la veracidad de las acusaciones y proporciona una mayor autoridad en el consejo y la corrección. La presencia de Jesús se hace evidente en medio de estos testigos, fortaleciendo la gravedad de la situación y ofreciendo sabiduría divina.
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La presencia de Jesús en medio de dos o tres testigos
Cuando dos o tres testigos confrontan al pecador, la promesa de Jesús de estar presente se cumple de manera especial. Aunque la presencia de Dios siempre está con su pueblo, en situaciones de disciplina y confrontación del pecado, esta presencia se manifiesta de una manera más profunda. La presencia de Jesús en medio de dos o tres testigos es una muestra de su autoridad y guía. Es un recordatorio de que no estamos solos en esta tarea, sino que contamos con la presencia y dirección divina.
La aprobación del Padre y el Hijo en la disciplina de la iglesia
La disciplina de la iglesia no es un asunto que debamos tomar a la ligera. En Mateo 18:18-19, Jesús dice: «De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos». Estas palabras nos revelan que la disciplina de la iglesia cuenta con la aprobación tanto del Padre como del Hijo. Es un acto que tiene un impacto duradero en el reino de los cielos.
Conclusión
La presencia de Dios en la comunidad es algo que todos los creyentes anhelamos. Mateo 18:20 nos promete la presencia de Jesús cuando nos congregamos en su nombre, especialmente cuando confrontamos el pecado y practicamos la disciplina de la iglesia. La disciplina de la iglesia, lejos de ser un acto de juicio, es un acto de amor que busca la restauración y la corrección de aquellos que han caído en el pecado. Contamos con la promesa de la presencia de Jesús en medio de dos o tres testigos, fortaleciéndonos y guiándonos en este proceso. Además, sabemos que la disciplina de la iglesia cuenta con la aprobación tanto del Padre como del Hijo, lo que demuestra su importancia en el reino de los cielos. Que esta comprensión de Mateo 18:20 nos anime a practicar la disciplina de la iglesia de manera amorosa y sabia, confiando en la presencia y dirección de Jesús. Donde dos o tres estén congregados en su nombre, allí él estará presente.
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