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La Biblia es considerada por muchos como un libro sagrado que contiene una gran cantidad de preguntas y respuestas profundas. A lo largo de sus páginas, encontramos interrogantes que abordan temas espirituales, morales y existenciales. Estas preguntas nos invitan a reflexionar sobre nuestra fe, nuestras decisiones y nuestro propósito en la vida. En este artículo, exploraremos algunas de las preguntas más destacadas de la Biblia y las respuestas que nos brinda.
¿Dónde estás?
Una de las primeras preguntas que encontramos en la Biblia es «¿Dónde estás?». Esta pregunta es formulada por Dios a Adán y Eva después de que desobedecieron Su mandato de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. La pregunta no era una solicitud de información, ya que Dios es omnisciente, pero más bien era una invitación a la reflexión y a reconocer su pecado. Esta pregunta también nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia relación con Dios y sobre el lugar en el que nos encontramos espiritualmente.
¿Quién pecó?
Una pregunta que surge en el Evangelio de Juan es «¿Quién pecó?». Los discípulos le preguntan a Jesús acerca de un hombre ciego de nacimiento, preguntándole si fue él quien pecó o si sus padres lo hicieron. Jesús les responde que ni él ni sus padres pecaron, sino que la ceguera ocurrió para que las obras de Dios se manifestaran en él. Esta respuesta nos muestra que no todas las adversidades son consecuencia directa del pecado, sino que pueden ser oportunidades para que la gloria de Dios sea revelada.
¿Quién soy yo?
En el Evangelio de Mateo, Jesús le pregunta a sus discípulos «¿Quién soy yo?». Pedro responde diciendo que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Esta pregunta es fundamental, ya que nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia creencia y reconocimiento de Jesús como el Mesías y el Hijo de Dios. Nuestra respuesta a esta pregunta determina nuestra relación con Él y nuestra vida espiritual.
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¿Quién es mi prójimo?
En el Evangelio de Lucas, un hombre le pregunta a Jesús «¿Quién es mi prójimo?». Jesús responde contando la parábola del buen samaritano, quien muestra compasión y ayuda a un hombre herido en el camino. Esta historia nos enseña que todos somos llamados a amar y mostrar compasión hacia los demás, sin importar su origen étnico, religión o posición social. Nuestro prójimo es cualquier persona que necesite nuestra ayuda y amor.
¿Dónde está tu hermano?
Después de que Caín mata a su hermano Abel en el libro del Génesis, Dios le pregunta a Caín «¿Dónde está tu hermano?». Esta pregunta no solo busca obtener información sobre la ubicación física de Abel, sino que también busca confrontar a Caín con sus acciones y la falta de responsabilidad hacia su hermano. La pregunta nos lleva a reflexionar sobre nuestras propias relaciones familiares y sobre nuestra responsabilidad de cuidar y amar a nuestros hermanos y hermanas.
¿Debemos obedecer a Dios o a los hombres?
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, Pedro y los apóstoles son arrestados por predicar en el nombre de Jesús. Los líderes religiosos les prohíben hablar en el nombre de Jesús, pero ellos responden diciendo «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres». Esta respuesta nos muestra la importancia de obedecer a Dios y seguir Su voluntad, incluso cuando va en contra de las normas humanas. Nos desafía a examinar nuestra propia obediencia a Dios en todas las áreas de nuestras vidas.
¿Dónde está tu fe?
En el Evangelio de Lucas, Jesús le pregunta a sus discípulos «¿Dónde está vuestra fe?». Esta pregunta surge después de que Jesús calmó una tormenta en el mar con solo una palabra. Jesús estaba enseñando a sus discípulos la importancia de tener fe en Él y en Su poder sobre todas las circunstancias. Esta pregunta nos desafía a examinar nuestra propia fe y confianza en Dios, especialmente en medio de las dificultades y los desafíos de la vida.
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¿Qué quieres que haga por ti?
En el Evangelio de Marcos, Jesús le hace esta pregunta a un ciego llamado Bartimeo. Bartimeo responde diciendo que quiere recobrar la vista, y Jesús lo cura. Esta pregunta muestra la compasión de Jesús y Su disposición para ayudar a aquellos que lo necesitan. Nos invita a considerar nuestras propias necesidades y deseos y a acudir a Jesús en busca de ayuda y sanidad.
¿Quién dicen los hombres que soy yo?
Jesús hace esta pregunta a sus discípulos en el Evangelio de Mateo. Pedro responde diciendo que algunos dicen que Jesús es Juan el Bautista, otros que es Elías, y otros que es Jeremías o uno de los profetas. Jesús luego les pregunta «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro responde diciendo «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Esta pregunta nos reta a considerar nuestra propia percepción y creencia en Jesús. ¿Lo consideramos simplemente un maestro o profeta, o reconocemos que Él es el Mesías y el Hijo de Dios?
¿Qué me falta?
En el Evangelio de Mateo, un joven rico se acerca a Jesús y le pregunta «Maestro, ¿qué bien voy a hacer para tener vida eterna?». Jesús le responde diciendo que debe guardar los mandamientos, pero el joven rico le dice que ya ha cumplido con ellos. Entonces Jesús le dice «Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme». El joven se entristece porque tenía muchas posesiones y no está dispuesto a renunciar a ellas. Esta respuesta nos muestra la importancia de desprendernos de las cosas terrenales y seguir a Jesús de todo corazón. Nos desafía a examinar nuestras prioridades y a preguntarnos qué cosas nos impiden seguir a Jesús plenamente.
¿Qué es la verdad?
Esta pregunta es hecha por Pilato a Jesús durante Su juicio en el Evangelio de Juan. Jesús responde diciendo «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Esta respuesta nos muestra que Jesús es la encarnación de la verdad y que conocerlo a Él es conocer la verdad. Nos desafía a buscar la verdad en Jesús y a poner nuestra confianza en Él como la única fuente de verdad en un mundo lleno de engaños y falsedades.
Tal vez te interesaPueden los cristianos asistir a una misa católica?¿Por qué me has abandonado?
Esta pregunta es pronunciada por Jesús mientras estaba en la cruz, en el Evangelio de Mateo. Jesús siente el peso del pecado del mundo sobre Él y experimenta una sensación de abandono por parte de Dios el Padre. Esta pregunta nos muestra el sufrimiento y la agonía que Jesús enfrentó mientras llevaba nuestros pecados en la cruz. Nos recuerda que Jesús sacrificó todo por nosotros y que nunca estamos solos, incluso en los momentos más oscuros de nuestras vidas.
¿Quién tocará mi manto?
En el Evangelio de Marcos, una mujer que había estado sufriendo de hemorragias durante doce años toca el manto de Jesús en busca de sanidad. Jesús siente que salió poder de Él y le pregunta a la multitud «¿Quién ha tocado mi manto?». La mujer se acerca y confiesa lo que ha hecho, y Jesús la sana y la bendice. Esta pregunta nos muestra la compasión y la disposición de Jesús para sanar a aquellos que lo buscan. Nos desafía a acercarnos a Él con fe y confianza, sabiendo que Él puede sanar nuestras heridas y enfermedades.
¿Cuántas veces debo perdonar?
En el Evangelio de Mateo, Pedro le pregunta a Jesús «Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete veces?». Jesús responde diciendo «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». Esta respuesta nos muestra la importancia del perdón en nuestras relaciones y nos desafía a perdonar incluso cuando parece difícil o imposible. Nos recuerda la gracia que hemos recibido de Dios y la importancia de extender esa gracia a los demás.
¿Crucifícalo?
Esta pregunta es formulada por Pilato a la multitud en el Evangelio de Marcos. Pilato les presenta a Jesús y a un criminal llamado Barrabás y les pregunta a quién deben liberar. La multitud, instigada por los líderes religiosos, grita «¡Crucifícalo!». Esta pregunta nos muestra la reacción de la multitud hacia Jesús y el papel que jugaron en Su crucifixión. Nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia respuesta a Jesús y a tomar una posición clara sobre Él.
¿Quién dices que soy yo?
En el Evangelio de Marcos, Jesús hace esta pregunta a Sus discípulos. Pedro responde diciendo «Tú eres el Cristo». Jesús les advierte que no se lo digan a nadie y comienza a enseñarles acerca de Su próximo sufrimiento y muerte. Esta pregunta nos desafía a considerar nuestra propia respuesta a la identidad de Jesús. ¿Lo vemos como el Mesías, el Salvador del mundo, o simplemente como un maestro o profeta?
¿Por qué buscais entre los muertos al que vive?
Esta pregunta es hecha por dos hombres vestidos de blancos a las mujeres que fueron al sepulcro de Jesús en el Evangelio de Lucas. Ellas estaban buscando a Jesús, pero se les recuerda que Él ha resucitado de entre los muertos. Esta pregunta nos muestra la victoria de Jesús sobre la muerte y nos desafía a no buscarlo entre los muertos, sino a buscarlo como el Cristo vivo y resucitado.
¿De qué sirve ganar el mundo entero, pero perder tu alma?
En el Evangelio de Marcos, Jesús hace esta pregunta a Sus discípulos. Les advierte sobre las vanidades y riquezas del mundo y les desafía a considerar cuál es el verdadero valor de sus vidas. Nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias prioridades y a no perder de vista lo más importante: nuestra relación con Dios y nuestra vida eterna.
¿Qué debo hacer para ser salvo?
Esta pregunta es formulada por un carcelero a Pablo y a Silas en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Después de presenciar un gran terremoto que liberó a los prisioneros, el carcelero se siente culpable y temeroso por su vida. Pablo y Silas le responden diciendo «Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa». Esta pregunta nos muestra la sencillez del evangelio y nos recuerda que la salvación es un regalo de Dios que recibimos por medio de la fe en Jesús.
¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
Nicodemo, un fariseo y líder religioso, le hace esta pregunta a Jesús durante una conversación en el Evangelio de Juan. Jesús le responde diciendo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios». Jesús estaba hablando del nuevo nacimiento espiritual que ocurre cuando una persona pone su fe en Él. Esta pregunta nos desafía a considerar nuestra propia necesidad de un nuevo nacimiento espiritual y a poner nuestra fe en Jesús como nuestro Salvador.
¿Debo seguir pecando para que la gracia abunde?
En la carta de Pablo a los romanos, el apóstol responde a esta pregunta. Él dice: «De ninguna manera. Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?». Pablo explica que, como creyentes, hemos sido liberados del poder y la esclavitud del pecado mediante la muerte de Cristo en la cruz. Esta respuesta nos desafía a vivir vidas que sean santas y agradables a Dios, no abusando de Su gracia, sino viviendo en obediencia a Su voluntad.
¿Quién es el que tiene poder y autoridad sobre todo?
Esta pregunta es formulada por los discípulos de Jesús en el Evangelio de Lucas. Después de que Jesús les envía a predicar y los capacita con poder para sanar a los enfermos y expulsar demonios, regresan maravillados y le preguntan «¿Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre?». Jesús les responde diciendo que ha visto a Satanás caer del cielo y les da autoridad para pisotear serpientes y escorpiones. Esta pregunta nos muestra la autoridad que Jesús posee y nos recuerda que, como Sus seguidores, también tenemos Su poder y autoridad para enfrentar las fuerzas espirituales en este mundo.
Conclusión
Estas preguntas y respuestas en la Biblia nos desafían a reflexionar sobre nuestra fe, nuestras creencias y nuestra relación con Dios. Nos invitan a examinar nuestras prioridades, nuestras acciones y nuestras respuestas a Jesús. A través de estas preguntas y respuestas, podemos encontrar guía, consuelo y sabiduría para nuestras vidas. Recordemos que la Biblia es un libro vivo y poderoso que sigue hablando a nuestras vidas hoy en día.