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¿Dijo Jesús en la Biblia Yo soy Dios? Esta pregunta ha sido objeto de debate y reflexión durante siglos. A lo largo de los evangelios, Jesús hizo afirmaciones sobre su divinidad que han llevado a muchas personas a considerarlo como Dios encarnado. En este artículo exploraremos las diferentes formas en que Jesús afirmó ser Dios, así como las referencias en el Nuevo Testamento que hablan de él como Dios. También analizaremos el significado especial de la muerte de Jesús como Dios encarnado y cómo su sacrificio fue suficiente para pagar por los pecados del mundo.
Jesús afirma ser Dios en los evangelios
En los evangelios, Jesús hizo varias declaraciones que revelan su creencia en su propia divinidad. Una de las más conocidas es cuando dijo: «Yo y el Padre somos uno» (Juan 10:30). Esta afirmación provocó una gran controversia entre los líderes religiosos de su época, ya que entendieron claramente que Jesús estaba afirmando ser Dios. Además, Jesús utilizó la frase «Yo soy» en varias ocasiones para referirse a sí mismo, lo que también llevó a muchos a considerarlo como Dios. En Juan 8:58, Jesús dijo: «Antes que Abraham fuera, yo soy», lo que indica claramente que él existía antes de la creación de Abraham y, por lo tanto, era eterno. Estas declaraciones de Jesús sobre su divinidad son evidencia suficiente de que él se consideraba a sí mismo como Dios.
«Yo y el Padre somos uno»: la afirmación de Jesús sobre su divinidad
La afirmación de Jesús de que él y el Padre son uno es una de las declaraciones más poderosas que hace sobre su divinidad. En el contexto de Juan 10, Jesús está defendiendo su autoridad como el Buen Pastor y, al declarar que él y el Padre son uno, está afirmando que tiene la misma naturaleza y poder que Dios.
Esta declaración provocó una fuerte reacción entre los líderes religiosos de la época, quienes intentaron apedrear a Jesús por considerar que estaba blasfemando al igualarse con Dios. Sin embargo, Jesús no se retractó de su afirmación y defendió fervientemente su divinidad. Esta afirmación, respaldada por su vida y enseñanzas, es una prueba clara de que Jesús consideraba que él mismo era Dios.
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Jesús existía antes de Abraham: evidencia de su divinidad
En Juan 8:58, Jesús hizo una afirmación sorprendente al decir: «Antes que Abraham fuera, yo soy». Esta declaración revela la creencia de Jesús de que él existía antes de Abraham, a pesar de que Abraham vivió muchos siglos antes.
Al usar la frase «yo soy», Jesús está haciendo referencia al nombre que Dios se dio a sí mismo en el Antiguo Testamento cuando le habló a Moisés desde la zarza ardiente (Éxodo 3:14). Esta frase era sinónimo del nombre de Dios, Yahvé, y se utilizaba para indicar la eternidad y la autoexistencia de Dios.
Al afirmar que existía antes de Abraham, Jesús está reclamando la misma eternidad y autoexistencia que Dios. Esto es una prueba más de su divinidad y de su posición única como Dios encarnado.
Jesús acepta ser adorado como Dios por sus discípulos
En varias ocasiones, Jesús aceptó ser adorado como Dios por sus discípulos. En Mateo 14:33, después de que Jesús caminara sobre el agua y calmara la tormenta, los discípulos dijeron: «¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!». Esta declaración implica que reconocieron a Jesús como Dios encarnado y demostraron su adoración hacia él.
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Además, después de su resurrección, Jesús recibió adoración de sus discípulos. En Mateo 28:17, cuando los discípulos lo vieron después de su resurrección, «le adoraron; pero algunos dudaron». Esta adoración por parte de sus seguidores es otra evidencia de que Jesús fue considerado y aceptó ser adorado como Dios.
Referencias en el Nuevo Testamento que hablan de Jesús como Dios
Además de las afirmaciones de Jesús sobre su divinidad, el Nuevo Testamento contiene varias referencias que hablan de Jesús como Dios.
En Juan 1:1, se afirma que «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios». Aquí, el Verbo se refiere a Jesús, y se establece claramente que Jesús es Dios mismo.
Además, en Colosenses 2:9, se nos dice que «porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad». Esta declaración enfatiza la divinidad de Jesús y cómo la totalidad de la Deidad reside en él.
Tal vez te interesa¿Dónde está Jesús ahora? Jesús está en el cieloEstas son solo algunas de las muchas referencias en el Nuevo Testamento que hablan de Jesús como Dios. A través de estas escrituras, queda claro que Jesús era considerado y aceptado como Dios por los primeros seguidores de Jesús.
El significado especial de la muerte de Jesús como Dios encarnado
La muerte de Jesús en la cruz tiene un significado especial debido a que él era Dios encarnado. Como Dios, Jesús tenía un poder y una autoridad que excedían los límites de lo humano. Su sacrificio en la cruz fue la culminación de un plan divino para ofrecer un sacrificio perfecto y suficiente para pagar por los pecados del mundo.
La muerte de Jesús no fue simplemente la muerte de un hombre justo, sino la muerte de Dios en forma humana. Este sacrificio sin precedentes demostró el amor y la gracia de Dios hacia la humanidad. A través de su muerte en la cruz, Jesús tomó sobre sí mismo el castigo que merecíamos por nuestros pecados y nos ofreció salvación y reconciliación con Dios.
El sacrificio de Jesús como suficiente para pagar por los pecados del mundo
El sacrificio de Jesús en la cruz fue suficiente para pagar por los pecados del mundo debido a su naturaleza divina. Como Dios encarnado, Jesús era perfecto y sin pecado. Su muerte en la cruz fue un sacrificio voluntario y perfecto que cumplió con los requisitos de justicia y expiación que Dios había establecido.
La Biblia nos enseña que la paga del pecado es la muerte, y que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados (Hebreos 9:22). Jesús, al ofrecer su propia vida como sacrificio, derramó su sangre para la remisión de los pecados. Su sacrificio fue suficiente para cubrir no solo los pecados de su tiempo, sino los pecados de toda la humanidad a lo largo de la historia.
Además, la resurrección de Jesús después de su muerte fue la prueba definitiva de que su sacrificio fue aceptado por Dios como suficiente para pagar por los pecados del mundo. Su victoria sobre la muerte y el pecado nos ofrece la esperanza de una vida nueva y eterna en comunión con Dios.
Las afirmaciones de Jesús sobre su divinidad en los evangelios, junto con las referencias en el Nuevo Testamento que hablan de él como Dios, nos muestran que Jesús consideraba y aceptaba ser Dios encarnado. Su muerte en la cruz, como Dios, tuvo un significado especial y su sacrificio fue suficiente para pagar por los pecados del mundo. A través de Jesús, tenemos la oportunidad de experimentar la salvación y la reconciliación con Dios.