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La doctrina de la elección es un tema controvertido en la Biblia que ha generado muchas discusiones y debates entre los teólogos y creyentes. En pocas palabras, la doctrina de la elección en la Biblia se refiere a la creencia de que Dios elige a ciertas personas para ser salvadas y recibir Su gracia, mientras que deja a otros en su estado de pecado y separación de Él. Esto implica que la salvación no es producto de nuestros esfuerzos o méritos, sino de la elección soberana de Dios. En este artículo, exploraremos la base bíblica de la doctrina de la elección, así como su aplicación en la vida cristiana.
Base bíblica de la doctrina de la elección
La doctrina de la elección tiene su base en varios pasajes bíblicos que hablan de la soberanía y el poder de Dios para elegir a quienes Él desea salvar. Uno de los textos clave en este tema se encuentra en Efesios 1:4-5, donde leemos: «En Él nos eligió antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de Su voluntad». Esta declaración clara y contundente nos muestra que la elección no es un pensamiento posterior de Dios, sino que fue parte de Su plan desde antes de la creación del mundo.
Además de Efesios, encontramos otros pasajes bíblicos que respaldan la doctrina de la elección. Romanos 8:29-30 afirma: «Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó». Estos versículos nos muestran claramente que la elección de Dios no es algo casual o arbitrario, sino que está ligada a Su plan redentor para la humanidad.
Concepto de los elegidos según la doctrina de la elección
Según la doctrina de la elección, aquellos que son elegidos por Dios para salvación son conocidos como «los elegidos». Estas son las personas que Dios ha decidido salvar y redimir a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. Los elegidos son aquellos a quienes Dios ha llamado «desde la eternidad» para ser parte de Su pueblo y recibir Su gracia.
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La elección no se basa en nuestros méritos o acciones, sino en la soberana voluntad y gracia de Dios. Es importante destacar que la elección no excluye a nadie que desee ser salvo, sino que aclara que nuestra salvación es un acto de gracia divina. Pablo lo expresa claramente en Efesios 2:8-9: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe».
La doctrina de la elección sostiene que Dios es quien elige y salva a aquellos que han sido predestinados para esta gracia desde antes de la fundación del mundo.
Cómo se aplica la doctrina de la elección en la vida cristiana
La doctrina de la elección tiene implicaciones profundas en la vida cristiana. En primer lugar, nos enseña humildad y gratitud. Al entender que nuestra salvación es un regalo de Dios, nos damos cuenta de que no hay razón para jactarse o sentirnos más dignos que otros. Nuestra salvación no se basa en nuestro propio esfuerzo, sino en la gracia de Dios.
Además, la doctrina de la elección nos brinda consuelo y seguridad. Sabemos que, si hemos sido elegidos por Dios, nuestra salvación es segura y no puede ser arrebatada. Romanos 8:38-39 nos asegura: «Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro». Esta certeza nos da paz y nos ayuda a enfrentar los desafíos y dificultades de la vida con confianza.
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La doctrina de la elección también tiene un impacto en nuestra relación con los demás. Nos enseña a amar y a mostrar gracia a aquellos que aún no conocen a Cristo, ya que entendemos que también hemos sido elegidos por Dios en Su infinita misericordia. Nos motiva a buscar oportunidades de compartir el evangelio y a orar fervientemente por aquellos que aún están perdidos.
Preguntas comunes y objeciones a la doctrina de la elección
La doctrina de la elección ha sido objeto de numerosas preguntas y objeciones a lo largo de la historia. Algunas de las objeciones más comunes incluyen:
1. ¿No es injusto que Dios elija a unas personas para salvación y deje a otras?
La respuesta a esto se encuentra en Romanos 9:14-18, donde Pablo dice: «¿Hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia». La elección de Dios no tiene nada que ver con nuestra justicia o méritos, sino con Su misericordia y gracia.
2. ¿La doctrina de la elección no anula nuestra responsabilidad de creer en Cristo?
No, la doctrina de la elección no anula nuestra responsabilidad de creer en Cristo. La Biblia nos llama a arrepentirnos y creer en el evangelio, y esto incluye la elección personal de seguir a Cristo. La elección y la responsabilidad humana no son mutuamente excluyentes, sino que trabajan juntas en el plan de salvación de Dios.

3. ¿Si Dios ya ha elegido a quiénes salvar, entonces no deberíamos dejar de evangelizar?
La elección no significa que debamos dejar de evangelizar. Por el contrario, la doctrina de la elección debe ser una motivación para compartir el evangelio con fervor y pasión. Nunca sabemos quiénes son los elegidos de Dios, por lo que debemos predicar el evangelio a todas las personas y confiar en que Dios está obrando en sus vidas.
4. ¿La doctrina de la elección no nos quita la libertad de elegir?
La doctrina de la elección no niega nuestra libertad de elegir, sino que aclara que nuestra elección está sujeta a la soberanía de Dios. Dios, en Su gracia y misericordia, nos llama a elegir la vida y creer en Él, pero es Él quien nos capacita y nos da el deseo de hacerlo. Nuestra elección no es independiente de la intervención y el llamado de Dios.
La relación entre la elección y la actividad evangelística
La doctrina de la elección y la actividad evangelística están estrechamente relacionadas. Aunque la elección no anula nuestra responsabilidad de compartir el evangelio, nos libera del peso de los resultados. Como cristianos, nuestra tarea es predicar el evangelio con fidelidad y claridad, pero la conversión y la salvación son obra de Dios.
La elección nos brinda una perspectiva más amplia y nos ayuda a confiar en que Dios está obrando en aquellos a quienes evangelizamos. Mientras compartimos el evangelio, sabemos que no es nuestro poder persuasivo o nuestros argumentos los que convencerán a las personas, sino el trabajo del Espíritu Santo en sus vidas. Esto nos libera de la presión de tener que «convertir» a las personas y nos permite confiar en que es Dios quien abre los corazones y trae la salvación.
Además, la doctrina de la elección nos motiva a orar fervientemente por aquellos a quienes evangelizamos. Sabemos que la salvación es un acto de gracia divina y que Dios puede transformar incluso a los más endurecidos de corazón. Por lo tanto, la oración se convierte en una poderosa herramienta en nuestro ministerio evangelístico, confiando en que Dios está obrando en las vidas de aquellos a quienes hemos compartido el evangelio.
La importancia de la doctrina de la elección en la vida del creyente
La doctrina de la elección tiene una gran importancia en la vida del creyente. Nos ayuda a entender y apreciar la gracia de Dios de una manera más profunda. Al comprender que nuestra salvación es un regalo inmerecido de Dios, somos llenos de gratitud y humildad.
Además, la doctrina de la elección nos da una seguridad inquebrantable en nuestra salvación. Sabemos que Dios nos ha elegido y nos ha llamado a ser parte de Su pueblo. No importa cuán difíciles sean las circunstancias o cuántos obstáculos enfrentemos, podemos estar seguros de que somos amados y salvos por Dios.
La doctrina de la elección también nos motiva a obedecer y vivir una vida santa. Sabemos que hemos sido elegidos para ser santos y sin mancha delante de Dios, por lo que buscamos agradarle en cada área de nuestra vida. No obedecemos por miedo a perder nuestra salvación, sino por amor y gratitud hacia Aquel que nos ha salvado.
Conclusiones y reflexiones finales sobre la doctrina de la elección en la Biblia
La doctrina de la elección es una parte integral de la enseñanza bíblica y de la revelación del carácter de Dios. Aunque puede generar preguntas y objeciones, nos lleva a una mayor comprensión de la gracia y el amor de Dios.
La elección nos enseña que no somos salvos por nuestros propios méritos, sino por la gracia y el poder de Dios. Nos enseña humildad, gratitud y dependencia de Dios en todas las áreas de nuestra vida.
La doctrina de la elección también inspira y motiva nuestra vida cristiana. Nos anima a compartir el evangelio con pasión y a orar por aquellos a quienes evangelizamos. Nos da seguridad en nuestra salvación y nos impulsa a buscar una vida de obediencia y santidad.
En última instancia, la doctrina de la elección nos lleva a adorar y glorificar a Dios. Reconocemos que nuestra salvación es obra suya y que Él es digno de toda alabanza y honor. Como creyentes, podemos descansar seguros en Su elección y confiar en Su plan perfecto para nuestra vida y salvación.