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Las últimas palabras de Jesús en la cruz son de gran importancia y revelan aspectos profundos de su naturaleza divina y su misión redentora. Estas declaraciones finales tienen un significado trascendental y nos invitan a reflexionar sobre la gracia, el perdón, la reconciliación, la entrega total a Dios y el cumplimiento de las profecías. A través de estas palabras, Jesús manifestó su amor incondicional e infinito hacia la humanidad y su compromiso de llevar a cabo la obra de salvación. Veamos con detenimiento cada una de estas declaraciones y su profundo significado.
Sentirse abandonado por Dios
En medio de su agonía en la cruz, Jesús expresó palabras que han conmovido a millones de personas a través de los siglos: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mateo 27:46). Estas palabras revelan la íntima relación entre Jesús y Dios, así como la profunda identificación de Jesús con la humanidad. Jesús, en ese momento, cargó con todos los pecados y sufrimientos de la humanidad y experimentó una sensación de abandono y separación de Dios.
Esta declaración nos enseña que Jesús no solo era plenamente humano, sino también divino. Aunque sintió la aparente falta de la presencia de Dios en ese momento, nunca dejó de confiar y obedecer a su Padre celestial. Esto nos muestra la naturaleza profunda de su sacrificio en la cruz y su compromiso de llevar a cabo la redención de la humanidad.
Perdonar a quienes lo crucificaron
Otra de las poderosas declaraciones que Jesús hizo desde la cruz fue: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34). Estas palabras son una muestra inigualable de amor y perdón incondicional. A pesar de todo el sufrimiento físico y emocional que estaba experimentando, Jesús no guardó rencor ni odio hacia aquellos que lo crucificaron.
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El perdón que Jesús otorgó a aquellos que le causaron tanto daño nos enseña una lección valiosa sobre la importancia del perdón y la reconciliación. A través de este acto, Jesús nos muestra cómo superar nuestras propias heridas y resentimientos, y nos anima a perdonar a aquellos que nos han hecho daño. El perdón no es solo una liberación para la persona que es perdonada, sino también para quien perdona, ya que nos libera de la carga del resentimiento y nos acerca más a la paz y la armonía.
Asegurar el paraíso a un criminal arrepentido
En un acto de gracia y misericordia sin igual, Jesús prometió al ladrón arrepentido que estaba crucificado junto a él: «En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23:43). Esta declaración revela la infinita gracia de Jesús y su poder para perdonar y salvar incluso en los últimos momentos de la vida.
Esta promesa de Jesús nos enseña que la salvación no está limitada por nuestras acciones pasadas o el tiempo que nos queda en esta tierra. Jesús ofrece la oportunidad de arrepentimiento y reconciliación hasta el último momento. No importa cuán lejos hayamos caído, cuánto hayamos pecado o cuál haya sido nuestro pasado, siempre habrá esperanza y perdón en Jesús.
Entregar su espíritu al Padre
Poco antes de morir en la cruz, Jesús pronunció estas palabras: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23:46). Esta declaración muestra la entrega total y la confianza plena de Jesús en Dios Padre. A pesar de la agonía y el sufrimiento, Jesús se sometió completamente a la voluntad de Dios.
Tal vez te interesaSignificado de no heredar el reino de Dios (1 Corintios 6:9-11)Estas palabras nos enseñan la importancia de confiar en Dios y entregarnos a él en total rendición. Jesús nos muestra el camino de confianza y obediencia, incluso en los momentos más difíciles de nuestras vidas. Al encomendar su espíritu al Padre, Jesús nos muestra que nuestra vida está en las manos de Dios y que él cuidará de nosotros en todo momento.
Encomendar a Juan el cuidado de su madre
Otra de las últimas palabras de Jesús en la cruz fue dirigida a su discípulo amado, Juan. Jesús le encomendó el cuidado de su madre, María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Juan 19:26). Juan se convirtió en el hijo adoptivo de María a partir de ese momento.
Esta declaración de Jesús nos enseña la importancia de las relaciones familiares y el cuidado mutuo. A pesar del sufrimiento extremo que estaba experimentando, Jesús demostró su amor y preocupación por su madre, asegurando que fuera cuidada y amada por Juan. Esta acción de Jesús nos inculca la importancia de la responsabilidad que tenemos hacia nuestras familias y la necesidad de cuidar y amar a nuestros seres queridos.
Manifestar sed cumpliendo una profecía
En medio de su agonía en la cruz, Jesús exclamó: «Tengo sed» (Juan 19:28), cumpliendo así una profecía del Salmo 69:21. Esta declaración aparentemente simple tiene un significado simbólico profundo. Jesús, en ese momento, no solo experimentaba una sed física debido a la deshidratación y el sufrimiento, sino también una sed espiritual y una sed por la redención de la humanidad.
Tal vez te interesaSignificado de Pedid y recibiréis: ¿Qué quiso decir Jesús?Esta manifestación de sed nos enseña que Jesús se identificó plenamente con la humanidad en todos sus aspectos, incluyendo el anhelo de ser liberados del pecado y la sed de la gracia y la misericordia de Dios. Jesús vino a satisfacer nuestra sed espiritual y a ofrecernos el agua viva que solo él puede dar.
Declarar que todo estaba consumado
La última de las palabras de Jesús en la cruz fue: «Todo está consumado» (Juan 19:30). Con estas palabras, Jesús afirmó que su misión en la tierra se había cumplido y que la obra de la redención había sido completada. Jesús había llevado sobre sí mismo el peso de los pecados de la humanidad y había pagado el precio por ellos.
Esta declaración nos revela el propósito y la finalidad de la obra de Jesús en la cruz. Jesús cumplió todas las profecías y promesas de las Escrituras y abrió el camino hacia la salvación para toda la humanidad. A través de su muerte y resurrección, Jesús nos ofrece la reconciliación con Dios y nos muestra el camino hacia la vida eterna.
Conclusión
Las últimas palabras de Jesús en la cruz tienen un significado profundo y nos enseñan lecciones vitales sobre la relación entre Jesús y Dios, el perdón y la reconciliación, la gracia y la salvación, la entrega y rendición a Dios, las relaciones familiares y el cuidado mutuo, el cumplimiento de las profecías y el propósito de la obra de Jesús en la cruz. Estas palabras nos invitan a reflexionar sobre el amor incondicional de Jesús, su sacrificio supremo y su compromiso con la redención de la humanidad. Que estas palabras nos inspiren a vivir una vida de amor, perdón y entrega total a Dios, siguiendo el ejemplo de nuestro Salvador.