La eternidad de mis palabras

La Biblia, el libro sagrado para millones de creyentes alrededor del mundo, nos advierte constantemente sobre la transitoriedad y la fugacidad del mundo en el que vivimos. Nos hace reflexionar sobre el propósito de nuestra existencia y nos invita a confiar en las palabras eternas de Jesús. En este artículo, exploraremos el significado de la advertencia de la Biblia sobre la transitoriedad del mundo, las palabras eternas de Jesús, la importancia de confiar en él por encima de todo, la promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra, la destrucción del mundo por fuego, la duración eterna de la salvación de Dios y las prioridades adecuadas en busca de tesoros eternos. Descubriremos que este mundo no es nuestro hogar, y que en la búsqueda de lo eterno encontraremos un significado y propósito más profundos en nuestras vidas.

La advertencia de la Biblia sobre la transitoriedad del mundo

El significado de «heaven and earth will pass away»

La Biblia nos advierte que el cielo y la tierra pasarán. Esta frase puede tener diferentes interpretaciones, pero en su esencia nos enseña que todo lo que conocemos en este mundo es temporal y sujeto a cambio y eventual desaparición. La frase «heaven and earth will pass away» significa que tanto el cielo como la tierra experimentarán una transformación y dejarán de existir en su forma actual. Este mensaje nos invita a reflexionar sobre la impermanencia de las cosas materiales y a buscar algo más allá de lo transitorio.

La promesa de que las palabras de Jesús nunca pasarán

En contraste con la transitoriedad del mundo, Jesús nos asegura que sus palabras nunca pasarán. Él afirma con autoridad que «my words will never pass away» o «my words will not pass away». Esto significa que las enseñanzas de Jesús son eternas y siempre relevantes. Estas palabras trascienden el tiempo y siguen siendo un faro de luz y guía para todos aquellos que buscan la verdad y la sabiduría. Jesús nos invita a confiar en sus palabras y a construir nuestras vidas sobre su fundamenta.

Confiar en Jesús por encima de todo

God’s word will never pass away: un llamado a la confianza

La afirmación de Jesús de que «my words will never pass away» nos brinda una importante lección sobre la confianza. En un mundo en constante cambio y en el que todo es efímero, el hecho de que las palabras de Dios nunca pasarán nos invita a confiar plenamente en él por encima de todo. Esta confianza nos da la seguridad de que podemos depender de sus promesas, de su amor y de su dirección en nuestras vidas. Confiar en Jesús implica renunciar a la búsqueda de seguridad en lo temporal y poner nuestra confianza en lo eterno.

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La importancia de construir sobre el fundamento de Jesús

En el famoso discurso de Jesús conocido como el Sermón del Monte, él nos habla acerca de la importancia de construir nuestras vidas sobre el fundamento sólido de sus palabras. En Mateo 7:24-27, Jesús compara a aquellos que ponen en práctica sus enseñanzas con un hombre sabio que construye su casa sobre la roca. Cuando lleguen las pruebas y dificultades, la casa se mantendrá firme. Por otro lado, aquellos que ignoran las palabras de Jesús son como un hombre insensato que construye su casa sobre la arena. Cuando lleguen las pruebas, la casa se derrumbará. Esta ilustración nos enseña que confiar en Jesús y seguir sus enseñanzas es fundamental para tener una vida estable y duradera.

La promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra

Un nuevo comienzo para toda la creación

La advertencia de que el cielo y la tierra pasarán es seguida por la promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra. En Apocalipsis 21:1, Juan escribe: «Vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado». Esta promesa nos revela que Dios está en proceso de crear un nuevo orden de cosas, donde no habrá más dolor, sufrimiento ni muerte. En este nuevo cielo y nueva tierra, experimentaremos una comunión perfecta con Dios y con nuestros semejantes. Será un lugar donde reinará la paz y donde el amor de Dios será una realidad tangible.

La esperanza en medio de la adversidad

La promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra también nos brinda esperanza en medio de la adversidad. A lo largo de la historia, la humanidad ha experimentado guerras, enfermedades, desastres naturales y una serie de tragedias. La existencia de un nuevo cielo y una nueva tierra nos recuerda que este mundo no es el final de la historia y que hay algo mucho mejor reservado para aquellos que confían en Dios. Esta esperanza nos fortalece y nos permite enfrentar las dificultades con valentía, sabiendo que un día toda la creación será restaurada y renovada.

La destrucción del mundo por fuego

El fin del mundo como lo conocemos

La Biblia nos enseña que el fin del mundo como lo conocemos será a través de la destrucción por fuego. En 2 Pedro 3:10, se nos dice: «El día del Señor vendrá como ladrón en la noche, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas». Esta descripción apocalíptica nos muestra una imagen impactante de la destrucción y el caos que vendrá. Sin embargo, este evento no debe ser visto con terror, sino más bien con esperanza, ya que precederá a la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra.

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La necesidad de vivir con perspectiva eterna

La perspectiva de la destrucción del mundo por fuego nos invita a vivir con una perspectiva eterna. A menudo, nos aferramos a las cosas materiales y nos preocupamos excesivamente por las circunstancias temporales de la vida. Sin embargo, cuando consideramos la realidad de que este mundo está destinado a ser destruido, nos damos cuenta de lo insignificantes que son nuestras posesiones terrenales en comparación con las riquezas eternas que podemos encontrar en Dios. Vivir con una perspectiva eterna nos ayuda a poner nuestras prioridades y nuestras acciones en línea con lo que realmente importa en la vida.

La duración eterna de la salvación de Dios

La importancia de la salvación eterna

La Biblia nos enseña que la duración de la salvación de Dios es eterna. En Juan 3:16, Jesús afirma: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.» La salvación que Dios ofrece a través de Jesús es un regalo invaluable que nos garantiza la vida eterna y la reconciliación con Dios. Esta promesa nos muestra el amor inmenso que Dios tiene por nosotros y nos anima a recibir su salvación y a vivir en su amor y gracia.

La seguridad en medio de la incertidumbre

La duración eterna de la salvación de Dios nos brinda seguridad en medio de la incertidumbre de la vida. En un mundo lleno de cambios y dificultades, la salvación que Dios ofrece es un ancla firme que nos sostiene en todos los tiempos. A través de la fe en Jesús, podemos tener la seguridad de que nuestra relación con Dios está asegurada y que tenemos un futuro lleno de esperanza y bendición. Esta seguridad nos permite enfrentar los desafíos con valentía y nos da la certeza de que, pase lo que pase, nuestra salvación está garantizada.

Las prioridades adecuadas en busca de tesoros eternos

La búsqueda de tesoros en el cielo

La advertencia de que el cielo y la tierra pasarán nos insta a tener las prioridades adecuadas en busca de tesoros eternos. En Mateo 6:19-21, Jesús nos dice: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.» Esta enseñanza nos exhorta a enfocarnos en las cosas eternas y a no poner nuestra confianza en las riquezas y las posesiones terrenales. La búsqueda de tesoros en el cielo implica invertir nuestras energías y recursos en actividades y relaciones que tienen un impacto eterno y que nos acercan más a Dios.

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La invitación a vivir en gratitud y generosidad

La búsqueda de tesoros eternos también implica vivir en gratitud y generosidad. Cuando reconocemos que todo lo que tenemos es un regalo de Dios y que nuestras posesiones materiales no durarán para siempre, se nos invita a vivir con un corazón agradecido y a compartir con generosidad con aquellos que lo necesitan. En 1 Timoteo 6:17-19, se nos dice: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos, atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.» Ser generosos y compartir nuestras bendiciones con los demás nos permite acumular tesoros en el cielo y tener una perspectiva eterna en nuestras acciones diarias.

Este mundo no es nuestro hogar

Vivir como extranjeros en este mundo

La advertencia de que este mundo no es nuestro hogar nos invita a vivir como extranjeros y peregrinos en este mundo. En Hebreos 11:13-16, se nos habla de los patriarcas de la fe que «murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y saludado desde lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.» Vivir como extranjeros significa que no debemos aferrarnos a las cosas terrenales como si fueran nuestra posesión más preciada, sino que debemos vivir con la conciencia de que estamos de paso y que nuestro verdadero hogar está en el cielo.

La esperanza en la ciudad celestial

La advertencia de que este mundo no es nuestro hogar nos llena de esperanza en la ciudad celestial. En Hebreos 13:14, se nos dice: «Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.» Nuestra esperanza no está en las riquezas terrenales ni en la estabilidad de este mundo, sino en la ciudad celestial, el hogar eterno que Dios ha preparado para aquellos que confían en él. Esta esperanza nos anima a vivir con una perspectiva eterna y nos impulsa a buscar la comunión con Dios y a vivir en armonía con su voluntad.

Conclusión

La advertencia de la Biblia sobre la transitoriedad del mundo nos invita a confiar en las palabras eternas de Jesús por encima de todo. Las palabras de Jesús nunca pasarán, a diferencia de las cosas temporales de este mundo. Tenemos la promesa de un nuevo cielo y una nueva tierra, pero antes de eso, el mundo será destruido por fuego. Sin embargo, podemos confiar en la duración eterna de la salvación de Dios. Para buscar tesoros eternos, debemos tener las prioridades adecuadas y vivir con una perspectiva eterna. Y finalmente, recordemos que este mundo no es nuestro hogar y que nuestra esperanza está en la ciudad celestial. En medio de la impermanencia y la fugacidad de este mundo, podemos encontrar paz, seguridad y significado en confiar en Jesús y en sus palabras eternas.