En nuestras vidas diarias, a menudo nos encontramos confiando en nuestros sentimientos y emociones para tomar decisiones, sin embargo, la Biblia nos advierte claramente sobre el peligro de hacerlo. Un versículo bíblico que lo explica claramente es Jeremías 17:9, que nos dice: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» Esta declaración nos muestra que el corazón humano, incluyendo nuestras emociones, es engañoso y no puede ser confiable plenamente. En este artículo, exploraremos la importancia de no confiar en nuestros sentimientos, la constancia de la Palabra de Dios y cómo discernir entre las emociones del Espíritu Santo y los deseos carnales. Aprenderemos a decir «no» a nuestras emociones y confiar plenamente en Dios como proveedor de nuestras necesidades.
El engaño del corazón humano
Nuestro corazón humano es un campo complicado de emociones y pensamientos. A menudo, nos encontramos pensando y sintiendo cosas que pueden llevarnos por el camino equivocado. La Biblia nos advierte a través de Jeremías 17:9 que nuestro corazón es engañoso y perverso. Si confiamos ciegamente en nuestros sentimientos, podríamos terminar tomando decisiones basadas en emociones momentáneas que no tienen un fundamento sólido. Por eso es importante tener en cuenta que nuestras emociones pueden ser influenciadas por factores externos como el estrés, la fatiga o incluso la influencia de otros. Es por eso que debemos buscar la guía en la Palabra de Dios, que es constante y no cambia en función de nuestras circunstancias.
La constancia de la Palabra de Dios
A diferencia de nuestras emociones, la Palabra de Dios es constante y no cambia. En Mateo 24:35, Jesús nos asegura que «el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.» Esto significa que podemos confiar plenamente en la Palabra de Dios como guía y fundamento seguro para nuestras vidas. Si bien nuestras emociones pueden ser volátiles y cambiar según las circunstancias, las promesas de Dios nunca cambian. Si nos aferramos a las verdades de la Biblia, podemos estar seguros de que estamos construyendo nuestras vidas sobre una base sólida y confiable.
Discerniendo entre las emociones del Espíritu Santo y los deseos carnales
Cuando se trata de nuestras emociones, es importante aprender a discernir entre lo que proviene del Espíritu Santo y lo que proviene de nuestros deseos carnales. La Biblia nos enseña a vivir en el Espíritu y a seguir sus frutos (Gálatas 5:22-23), pero también nos advierte sobre los deseos de la carne que pueden llevarnos por el camino equivocado (Gálatas 5:19-21). Para discernir entre las dos, debemos estar constantemente en comunión con Dios, a través de la oración y el estudio de la Palabra. Cuando sentimos una emoción, debemos preguntarnos si está en línea con los principios bíblicos y si nos acerca más a Dios. Si nuestras emociones nos alejan de Dios, es importante aprender a decir «no» y buscar la dirección del Espíritu Santo en lugar de confiar ciegamente en nuestros sentimientos.
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Una vez que hemos aprendido a discernir entre las emociones del Espíritu Santo y los deseos carnales, es importante aprender a decir «no» a nuestras emociones cuando nos alejan de Dios. En Proverbios 14:12 se nos advierte que «hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.» A menudo, nuestras emociones pueden llevarnos por un camino que parece correcto en el momento, pero que en realidad nos aleja de la voluntad de Dios. Esto puede implicar renunciar a deseos egoístas, como el deseo de venganza o la búsqueda de placeres mundanos, y en su lugar, someternos a la voluntad de Dios. Al decir «no» a nuestras emociones y buscar la dirección de Dios, estaremos siguiendo un camino que nos lleva a la vida y no a la muerte.
Confiando plenamente en Dios como proveedor de nuestras necesidades
Cuando aprendemos a no confiar en nuestros sentimientos y a decir «no» a nuestras emociones, estamos abriendo espacio para que Dios sea el proveedor de nuestras necesidades. La Biblia nos asegura en Filipenses 4:19 que Dios «proveerá a todas nuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.» En lugar de depender de nuestras propias habilidades y capacidades, debemos confiar en Dios para cubrir todas nuestras necesidades. Esto implica confiar en que Dios nos guiará y nos suplirá en todas las áreas de nuestras vidas, ya sea emocionalmente, físicamente o espiritualmente. Al poner nuestra confianza plena en Dios, nos liberamos de las cadenas de nuestras propias emociones y abrimos la puerta a las bendiciones que Dios quiere derramar sobre nosotros.
Conclusiones y recomendaciones finales
Es importante recordar que no debemos confiar ciegamente en nuestros sentimientos y emociones, ya que el corazón humano es engañoso y perverso. En lugar de seguir nuestras emociones momentáneas, debemos confiar en la constancia de la Palabra de Dios, que nunca cambia. Además, debemos aprender a discernir entre las emociones del Espíritu Santo y los deseos carnales, y estar dispuestos a decir «no» a nuestras emociones cuando nos alejan de Dios. Confíar plenamente en Dios como proveedor de nuestras necesidades nos permite vivir una vida llena de paz y confianza en lugar de caer en la trampa de nuestros propios sentimientos. Por lo tanto, te invito a confiar en Dios y buscar su guía en todas las áreas de tu vida, y verás cómo Él te conducirá por caminos de bendición y plenitud. No confíes en tus sentimientos, confía en la Palabra de Dios, y encontrarás la verdadera felicidad y satisfacción en Él.
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