La pregunta de por qué Dios creó el cielo y la tierra ha sido objeto de especulación y reflexión a lo largo de los siglos. Para algunos, la respuesta puede encontrarse en la evidencia bíblica, que sugiere que la creación del mundo es una manifestación de la gloria de Dios. En este artículo, exploraremos este tema y examinaremos cómo la Biblia nos muestra el propósito de Dios al crear el cielo y la tierra. También discutiremos por qué es importante comprender y apreciar el propósito primordial de la creación. Entonces, comencemos a desentrañar este misterio divino.
Evidencia bíblica sugiere el propósito de Dios al crear el cielo y la tierra
La Biblia nos ofrece una visión clara sobre el propósito de Dios al crear el cielo y la tierra. Uno de los textos clave que respalda esta noción se encuentra en el libro del profeta Isaías, en el capítulo 43, versículo 7: «Todo aquel que es llamado por mi nombre, a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y hecho». Aquí, Dios revela que la creación tiene un propósito fundamental: glorificar Su nombre.
Asimismo, el libro de Apocalipsis, capítulo 4, nos brinda una poderosa visión de la adoración celestial, donde los seres vivientes exclaman: «Digno eres, Señor, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas» (Apocalipsis 4:11). Esto nos muestra claramente que la creación existe para la gloria de Dios, y Su voluntad es la base de su existencia.
La comunicación de la plenitud de bien infinita y la manifestación de su gloria
En su obra «La Naturaleza de la Verdad», Jonathan Edwards sostiene que Dios creó el mundo para comunicar su plenitud de bien infinito y para manifestar su gloria. De acuerdo con Edwards, la creación es un medio a través del cual Dios comparte su bondad y su belleza con sus criaturas. En este sentido, el cielo y la tierra son una expresión de la infinita grandeza de Dios.
Al crear el universo, Dios revela su gloria de una manera que no se puede encontrar en ninguna otra parte. A través de la diversidad y la complejidad de la creación, podemos apreciar la sabiduría y el poder de Dios. Desde la majestuosidad de las montañas hasta la delicadeza de una flor, toda la creación nos habla de la grandeza de su Creador.
Dios como el origen y el fin de todas las cosas
La Biblia es clara en afirmar que Dios es el primero y el último, el origen y el fin de todas las cosas. En el libro de Isaías, encontramos estas palabras: «Yo soy el primero, y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios» (Isaías 44:6). Esto nos enseña que Dios es antes de todas las cosas y es la causa de todas las cosas. Él no es simplemente un observador pasivo, sino que está presente y activo en la creación.
Además, en el libro de Apocalipsis, leemos: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Apocalipsis 1:8). Aquí, Dios se revela como el soberano y eterno que tiene el control sobre toda la creación. Él es el principio y el fin, el origen y el destino final de todo lo que existe.
La creación como una expresión de la glorificación de Dios
Al crear el cielo y la tierra, Dios se glorifica a sí mismo. En el libro del profeta Ezequiel, leemos: «Y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel» (Ezequiel 39:7). Esta afirmación deja claro que la creación está diseñada para dar a conocer la santidad de Dios y para que todas las naciones reconozcan que Él es el único verdadero Dios.
Además, el salmista declara: «Tuyo es, oh SEÑOR, el poder y la gloria» (Salmos 62:11). Esto nos muestra que la creación es un testimonio del poder y la gloria de Dios. Cada montaña, cada río y cada criatura son una expresión de Su grandeza y majestuosidad.
Refutación de la idea de que Dios creó por necesidad de amar
Algunas personas han argumentado que Dios creó el mundo porque necesitaba a alguien a quien amar. Sin embargo, esta idea pasa por alto el hecho de que Dios es perfecto y no tiene necesidades. La Biblia nos enseña claramente que Dios es amor (1 Juan 4:8), pero esto no significa que Él necesite amor o compañía. En cambio, la creación es un acto de amor por parte de Dios para compartir su bondad y plenitud con sus criaturas.
Comprender que Dios es perfecto y no tiene necesidades
Es esencial comprender que Dios es perfecto y no tiene necesidades. El salmista proclama: «No necesito toro de tu casa, ni machos de tus apriscos» (Salmos 50:9). Esto indica que Dios no requiere sacrificios o ofrendas materiales, ya que Él es completamente autosuficiente.
Además, Jesús enseñó: «Vosotros, pues, sed perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mateo 5:48). Esta enseñanza nos muestra que Dios es el estándar supremo de perfección y que no se le puede agregar ni quitar nada. No hay nada que podamos hacer para mejorar la perfección de Dios.
Es importante reconocer la perfección y la falta de necesidad en Dios, ya que esto nos ayuda a entender que la creación no es el resultado de una carencia en Dios, sino de su plenitud infinita.
La creación se beneficia al conocer y deleitarse en la gloria de Dios
Aunque Dios no necesita la creación, la creación se beneficia al conocer y deleitarse en la gloria de Dios. En el libro de los Salmos, leemos: «La tierra está llena de la bondad del SEÑOR» (Salmos 33:5). Aquí, se nos recuerda que la creación es el escenario en el que podemos experimentar y disfrutar de la bondad de Dios.
Además, el apóstol Pablo nos dice: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas» (Romanos 11:36). Esto nos muestra que toda la creación tiene un propósito y una relación con Dios. Al conocer a Dios y experimentar Su gloria, somos llenos de gozo y satisfacción.
Al apreciar y maravillarnos ante la gloria de Dios en la creación, nos abrimos a una relación más profunda con Él. La creación actúa como un medio a través del cual podemos conocer a nuestro Creador y deleitarnos en Su belleza y majestuosidad.
Conclusión: El propósito primordial de la creación es la gloria de Dios
La evidencia bíblica y la reflexión teológica apuntan al hecho de que la gloria de Dios es el propósito primordial de la creación. A lo largo de las Escrituras, encontramos versículos que nos indican claramente que toda la creación existe para glorificar a Dios y mostrar Su grandeza.
Aunque algunas personas pueden cuestionar este propósito y considerarlo egoísta o vanidoso, es importante reconocer que Dios es perfecto y no tiene necesidades. Al crear el cielo y la tierra, Dios se glorifica a sí mismo y comparte su bondad y plenitud con sus criaturas.
Finalmente, al comprender y apreciar el propósito primordial de la creación, somos invitados a conocer a nuestro Creador y deleitarnos en Su gloria. La creación actúa como un testimonio maravilloso de la grandeza de Dios y nos permite experimentar Su bondad en nuestras vidas. Que podamos vivir en constante admiración y gratitud por la creación y su propósito último: la gloria de nuestro amado Dios.