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El pasaje bíblico de Mateo 7:21 ha sido objeto de muchas interpretaciones y debates a lo largo de la historia. En este artículo, profundizaremos en el significado de este versículo y exploraremos las implicaciones que tiene para nuestra fe y relación con Dios. Mateo 7:21 dice: «No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Este es un pasaje importante que nos insta a reflexionar sobre la importancia de nuestras acciones y de tener una verdadera conexión con Dios.
Contexto del pasaje bíblico Mateo 7:21
Mateo 7:21 se encuentra en el contexto del Sermón del Monte, una de las enseñanzas más importantes de Jesús durante su ministerio terrenal. En este sermón, Jesús habla sobre diversos temas, como la ética del reino, el amor al prójimo y la necesidad de una verdadera transformación del corazón. En el versículo anterior, Mateo 7:20, Jesús dice: «Así que, por sus frutos los conoceréis». Esto establece el contexto para el pasaje que nos ocupa, ya que Jesús está enfatizando la importancia de nuestras acciones como evidencia de nuestra fe genuina.
El significado de «no todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos»
En el versículo 21, Jesús nos advierte que decir «Señor, Señor» no es suficiente para entrar en el reino de los cielos. La mera profesión de fe no garantiza nuestra salvación. Jesús nos está enseñando que lo importante no es solo el reconocimiento verbal de su señorío, sino la demostración de esa fe a través de nuestras acciones. Es fácil hablar de nuestra fe, pero lo verdaderamente relevante es vivirla en nuestro día a día.
La importancia de hacer la voluntad de Dios
En el mismo versículo, Jesús nos dice que quien entra en el reino de los cielos es aquel que hace la voluntad de Dios. Esto implica que debemos alinearnos con los mandamientos y propósitos de Dios en cada aspecto de nuestras vidas. No se trata solo de realizar obras externamente visibles, sino de tener una actitud y un corazón dispuesto a obedecer a Dios en todo momento. Hacer la voluntad de Dios implica un compromiso constante de buscar su guía y obediencia.
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Distinguiendo entre obras genuinas y obras de apariencia
Como cristianos, debemos ser conscientes de que las apariencias pueden ser engañosas. Es posible que alguien realice obras externamente impresionantes, pero si no provienen de un corazón genuinamente transformado por Dios, carecen de verdadero valor. No es la cantidad o calidad de nuestras obras lo que nos salva, sino la motivación detrás de ellas y nuestra relación con Dios. Las obras genuinas provienen de un corazón rendido a Dios y son resultado de la fe genuina y el amor por él y por los demás.
La posibilidad de milagros realizados por el poder de Satanás
En el pasaje de Mateo 7:21, Jesús también nos advierte sobre la posibilidad de que se realicen milagros por el poder de Satanás. En Mateo 7:22-23, Jesús dice: «Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad'». Esto nos muestra que realizar milagros no garantiza una relación genuina con Dios. Debemos ser cuidadosos y discernir la fuente y motivación detrás de los milagros que presenciamos.
La relación entre la fe y las obras en el cristianismo
El pasaje de Mateo 7:21 también nos lleva a reflexionar sobre la relación entre la fe y las obras en el cristianismo. La Biblia nos enseña que somos salvos por gracia a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8-9). Sin embargo, la fe genuina siempre se manifiesta a través de obras de obediencia y amor hacia Dios y hacia los demás (Santiago 2:14-26). Nuestras obras no nos salvan, pero son evidencia de nuestra fe viva y transformada por el poder del Espíritu Santo.
La necesidad de una relación genuina con Dios
El mensaje central del pasaje de Mateo 7:21 es la importancia de tener una relación genuina con Dios. No se trata de realizar obras externas para impresionar a los demás o cumplir con una lista de reglas religiosas. Se trata de tener una conexión profunda con nuestro Creador y Salvador, que se refleja en nuestro estilo de vida y en nuestras acciones diarias. Una relación verdadera con Dios nos lleva a buscar su voluntad y a obedecer sus mandamientos por amor y gratitud hacia él.
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Identificando a los verdaderos creyentes
El pasaje de Mateo 7:21 también nos desafía a examinarnos a nosotros mismos y a evaluar si somos verdaderos creyentes. No podemos basar nuestra confianza en una mera profesión de fe o en nuestras propias obras. Debemos buscar una relación genuina con Dios y demostrar nuestra fe a través de nuestras acciones y actitudes. La verdadera fe lleva a la obediencia y a un estilo de vida transformado por el amor de Dios.
Conclusiones y reflexiones sobre el pasaje
El pasaje de Mateo 7:21 nos recuerda que no todos los que se llaman a sí mismos cristianos realmente tienen una relación genuina con Dios. Debemos examinar nuestras acciones y motivaciones a la luz de la Palabra de Dios. Las obras genuinas son fruto de una fe viva y una relación sincera con Dios. No podemos confiar en nuestras obras o en nuestra profesión de fe, sino en la gracia de Dios y en la obra redentora de Jesucristo en la cruz. Nos anima a buscar una relación cercana con Dios, a hacer su voluntad y a confiar en su amor y perdón.
Referencias y recursos adicionales
Para profundizar aún más en el significado de Mateo 7:21 y en los temas relacionados, te invitamos a consultar las siguientes referencias y recursos:
– Biblia Reina-Valera 1960
– Comentario bíblico de Matthew Henry
– «El Sermón del Monte» de John Stott
– «La fe que cambia el mundo» de R.C. Sproul
– «La grandeza de las pequeñas cosas» de J.I. Packer

En estos recursos encontrarás una visión más detallada y exhaustiva de los temas abordados en este artículo, así como herramientas prácticas para aplicar estas enseñanzas en tu vida diaria como creyente. Recuerda que la comprensión de la Palabra de Dios es un proceso continuo y que siempre hay más por descubrir y aprender. ¡Que el estudio de la Palabra fortalezca tu fe y te acerque más a Dios!